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Isla Podestá: aventuras, viaje y redención


El escritor, periodista y magister el literatura Latinoamericana Juan José Podestá Barnao lanzará su último chichecito literario, el que si bien se proyecta como una novela política con dosis de tragedia, horror y cierta mirada resignada de la vida, también desea ser un texto que invita a ponerse en modo aventura. Y si se puede y, se quiere, a salvarse del naufragio.


Gonzalo Artal Hahn

Navegando por internet se puede encontrar un montón de info sobre micronaciones fantasmas y pedazos de tierra con ubicaciones geográficas inciertas en medio de los océanos que no han sido consideradas o reclamadas por país alguno, como la Roca de Los Patos, Emily, Minnehaha, Davis Land, la Isla Elizabeth y la Isla Podestá.

Una supuesta superficie de roca sólida rodeada por el Pacífico que, dicen, habría sido descubierta y hasta bautizada por un marino italiano de apellido Pinocchio, quien sin querer queriendo, forma parte importante del nuevo lanzamiento oficial del escritor, periodista y magister el literatura Latinoamericana, Juan José Podestá Barnao.

“Trabajé varios años en Isla Podestá. Ya en 2012, según recuerdo, estaba medio hechizado por el tema. De hecho investigué un montón, pero también le di un curso generoso a la imaginación, que es lo que predomina en el libro”, explica Jota Jota a una semana de la puesta en circulación de su último trabajo literario.

“Lo que más me llamó la atención y risa, por cierto, es que la isla fue descubierta en 1879 por un capitán de navío de bandera italiano cuyo apellido fue Pinocchio. ¿Habrá sido todo esto una mentira de un marino afiebrado y delirante por las extenuantes horas de viaje de Europa a Sudamérica? Quizás”.

-Suena a chamullo. Los Pinochos tienen antecedentes.

“Bueno, la novela trata justamente sobre la búsqueda de una mujer desaparecida en dictadura, específicamente a través del relato de su hermano, un hombre misterioso y manco. Pero claro, intervienen otras voces, lo que podría configurar un texto con varios niveles de voces. Polifónico si se quiere”.

-Buena. Cuente más.

“Creo que la novela puede ser interesante por varias razones: primero, porque parte importante sucede o tiene lugar en el Norte Grande. En ciudades como Iquique, donde ocurre parte fundamental de la trama, Tocopilla y Arica. Además, es un texto localizado en un espacio concreto, pero también muy simbólico, cruzado por violencias materiales y por una historia que vincula tragedia y horror con mucho aguante, estoicismo y cierta mirada resignada de la vida”.

-Tate. Su radiografía.

“El norte chileno tiene muchos mapas, muchas capas de tierra que desde tiempos inmemoriales han construido lo que somos hoy. Y también creo que se conectan con varios momentos de la historia colectiva del norte, así como con la del país. Es una novela política, pero a su vez desea ser un texto de aventuras, viaje, redención. Ojalá el lector se sienta, en parte, identificado”.



Salvación

La también periodista Marcela Küpfer indica, en la misma publicación, que Juan José, atraído por un lazo invisible hacia esta isla, se sumerge en una búsqueda obsesiva e impredecible trazada por ficciones y realidades, memorias y olvidos, con el solo fin de encontrar las respuestas que inunden el vacío.

“Los recuerdos de un aberrante campo de concentración que pudo —o no— haber existido en la isla, la historia de una prisionera que sostiene una inescrutable relación con su carcelero, el delirante relato de un hombre manco que busca a su hermana perdida y la propia investigación del autor, quien visita fantasmales faros e islotes en busca de una respuesta, dan vida a esta novela que no busca establecer la verdad, sino encontrar un refugio que nos salve del naufragio”, dice la editora sobre el libro de Podestá, quien también es el autor de Novela negra (Poesía, Cinosargo 2010), El tema es complicado (Cuentos, Narrativa Punto Aparte 20139), Playa Panteón (Cuentos, Narrativa Punto Aparte 2016), Derechos de propiedad (Poesía, Editorial Aparte 2020) y Chonpen (Editorial Navaja 2021).

¿Pura invención?

Si uno pincha Wikipedia, se entera que un capitán de navío llamado Barone Podestàdescribió una pequeña isla ovalada con una circunferencia de tres cuartos de una milla y 40 pies de altura, ubicada según su brújala y otros aparatejos de un par de siglos atrás, a unas 870 milla náuticas. Algo así como mil 390 kilómetros al oeste de Valparaíso. O si se quiere precisión, de El Quisco.

​Al regresar a Italia, dicen otros portales, Pinocchio reportó su descubrimiento ante la Oficina Hidrográfica Italiana, la que confirmó que éste no pudo equivocarse en más que algunas millas al fijar su posición, aunque existen otras fuentes que señalan que el marinaio habría reportado la isla de Chiloé.

Como sea, no se pudo saber mucho más de la historieta, pues la barca tana naufragó frente a las costas de Nueva York, en los Estados Juntos, desde donde han salido versiones que señalan que la isla corresponde, en realidad, a un bulo. Una notica falsa, ese cada vez más más recurrente fake news que, en este caso, habría sido inventado por el ocultista gringo Hereward Carrington.



La República Rino

La idea de esta nota es que ustedes sepan y se sumerjan en el libro de Juan José, pero no podemos dejar de contarles que Isla Podestá, según la página en internet https://www.rinoisland.com/, forma parte de los registros de Rino Island.

Una república unitaria y democrática en la que, a pito de las pestañas que pueden encontrarse ahí mismo, están prohibidas las ideologías totalitarias; sean racistas, antisemitas, nazistas, trotskistas, libertarias o sustentadas en cualquier tipo de discriminación arbitraria, sesgo ideológico o pretensión imperialista.

De hecho, además de conocer sobre los hitos más representativos de la nación fundada el 9 diciembre 2009 por Vittorio Rino y de las otras islas anexadas que han sido cartografiadas pero jamás divisadas, se puede llegar a solicitar la ciudadanía en https://forms.gle/NHyhYWzV51iWHfD47.

Eso sí, antes de contestar el formulario, aconsejan leer las preguntas frecuentes disponibles en: https://www.rinoisland.com/p/preguntas-frecuentes.html

Y si persisten las dudas, puede escribir a rinoislandgob@gmail.com.



El adelanto

“A los veinte años, en la universidad, empecé poco a poco a elaborar la idea de buscarla. Porque lo que no te he contado es que siempre estuvo en mi familia la idea de que ella no murió, de que no había sido fusilada. Pero no era como esas ideas peregrinas de muchas familias que tienen a alguien desaparecido, no, en este caso, muchas veces escuché decir a mi madre que su hija se había escapado con alguien. Entonces ahí fui craneando la misión de buscarla. La información de la fuga eran puros supuestos, cosas que escuchaba por aquí, por allá, solo pedazos de historia. Entonces comencé a indagar en serio sobre Isla Podestá. Exacto, todo sobre esa isla es muy raro. Primero, que la descubrió un marino de apellido Pinocchio, como Pinocho, un mentiroso por excelencia. Luego está el nombre del barco en que viajaba este marino, “Baronne Podestá”, y de ahí el nombre de la isla. La marina italiana y luego la inglesa la incluyeron en sus cartas náuticas, pero en Chile fue siempre un mito. El buque escuela Esmeralda trató de encontrar la isla por los años ‘50, pero no pasó nada. Se llegó a la conclusión de que era una suerte de terreno que emergía de repente. Una emergencia marítima, esa es la designación técnica. Es decir, un terreno en altamar que aparece y desaparece según la altura de las aguas, qué sé yo. En definitiva, una isla fantasma. La isla está ubicada frente a Valparaíso, supuestamente. Incluso Lukas la dibujó frente al puerto en sus “Apuntes porteños”. Y alguna gente la encuentra en Google Earths. Es más, alguna vez salió en las noticias que unas mujeres le dijeron a un almirante que sus esposos pescadores, que se habían perdido hacía unos días, estaban ahí. Todo en una conferencia de prensa. En la misma conferencia el almirante dijo que la isla era un mito, pero entre pescadores y marinos mercantes es una leyenda, y como toda leyenda se basa en la realidad. Incluso llegué a leer algunas páginas medio fascistas que ya no están en la red, donde decían que Isla Podestá era un lugar para experimentos militares y que los milicos la cuidaban mucho, aparentemente por temas de soberanía en la Antártica. Decían que supuestamente alguna vez Ecuador reclamó soberanía sobre una parte de la Antártica y que Chile protestó argumentando que la isla impediría tal soberanía. Creo que en Ecuador están los documentos sobre el caso”.

“Isla Serrano desarrolló en pequeñito la vieja mitología de ser el espacio asignado a enfermos, desviados, aquellos que en el cuerpo mismo llevan la marca de la exclusión: bien posmo todo, psicoanálisis y literatura. Sin embargo, conservo copias de antiguos periódicos de la ciudad, en donde se habla de la peste bubónica que asoló Iquique, y los llevo conmigo a donde voy. Son titulares y encabezados donde la prensa habla de lo rápido que se propagó la epidemia, de los primeros casos. En una de las notas se lee: ‘Los demás atacados han sido conducidos al lazareto provisorio habilitado en Punta Piedra, retirado de la población. Se ha colocado allí una fuerza de línea…. Las familias de los atacados están en la isla Serrano”. Es la copia de un telegrama de 1903. Incluso sale la fecha y hora exacta: 27 de mayo a las 10:25 de la mañana’”.

“Los Sujetos se movían en la bruma de Frontera Norte, agazapados por la camanchaca de la noche, protegidos por el silencio mortal de un territorio que siempre parecía a punto de desaparecer.

Nadie los veía, se arrastraban, murmuraban entre las calles de Frontera Norte, modificando planes, precisando maneras de asedio. A veces maldiciendo. En ocasiones parecía que reían, pero el viento se llevaba el sonido y quedaba como un lamento, porque Frontera Norte entero era un lamento.

Algunos habitantes los escuchaban detrás de las puertas, cuando los Sujetos pasaban por afuera analizando si entraban o no al hogar. Cuando pasaban de largo por las casas, los habitantes suspiraban tranquilos y se iban a dormir. Pero a veces los Sujetos decidían entrar y entonces no había nada que evitara que agarraran a las personas, las torturaran, las insultaran para sacarles información. Pero ningún habitante de Frontera Norte sabía algo, no intuían nada. No podían sospechar que aquellos a quienes buscaban los Sujetos estaban en el pueblo y tampoco sabían que estos no dejarían de buscar a sus perseguidos, costara lo que costara, porque Frontera Norte era una tierra de ánimas y las ánimas viven a través del tiempo, por lo que pueden prescindir de este”.